30 de mayo de 2011

El IX Seminario Internacional del CIEC terminó, pero no así su tema.
Los Ecos siguen resonando, abriendo líneas de investigación y de debate. Con interrogantes y referencias de textos nuevos, en la perspectiva de la agenda en marcha: Enapol V en Río de Janeiro, Junio 2011, y el Congreso de la AMP en Bs.As., en abril 2012.
Los invitamos a leer algunos de esos ECOS en el BLOG.


Escribiré en este blog una resonancia mínima de tan solo tres palabras:
La obra incómoda
Sugeriría que  el lector, coloque sus propios acentos afectos y sus signos de puntuación, enunciación  

Valiéndome para esta reseña de un título un poco  extenso:

Los atriles incomodaron a los intérpretes,  quienes   no comprendían  lo que sucedería, al caer la tarde del viernes en el Seminario Internacional del CIEC-- cuando fueron presentadas las publicaciones del Campo Freudiano en Córdoba. Situadas  en ese territorio de  desliteratura y Lituraterra. Tierra de tachadura,  vacío- medio- actuante,  entre teoría y práctica, autor y lector,  que juega seriamente con la fixión de ser proyecto,  ensayo, ejercitación, borrador, boceto, work- in- progress, etc… En definitiva textos  Mediodicho haciéndose ante el lector…  Si  un  editor  contrata los servicios de un corrector de estilo es para recuperar  La lúnula a los lectores  Enigmas del cuerpo  que han escapado  Grullas  de entre las páginas de la obra que  se está escribiendo, persiguiendo Contingencia a los  plagiarios por anticipación  y los innovadores tardíos Apostillas. No es que se trate  de la extravagancia en las publicaciones  psicoanalíticas, pero si de una escritura propia de la  incomodidad del objeto a,   para despertar al lector Exordio del sueño confortable del sentido. Seria en  su propuesta lúdica, convoca a  la pluralidad de  estilos y orienta a los lectores a  una obra que se abre a su autoría. Aunque el  imperio del mundo íntimo y personal del autor o del lector se reduce a su mínima expresión. Inútil buscar aquí  esa ficción de espejo de papel que posee el resto de la literatura. Es porque se evita intencionadamente la capacidad mítica del arte,  que las publicaciones psicoanalíticas  cumplen su designio lacaniano de poubellicationes, .junto con  los mejores exponentes de literatura inconfortable quienes como Queneau,  pueden plasmar en  la obra un papel desmitificador del propio hecho literario. Agregaríamos  aquí a Samuel Beckett que según Lacan salva el honor de la literatura, con su despalabra y estética del fracaso. Con perpleja desazón nos hemos contemplado en un extraño espejo cóncavo que nos refleja como un collage de discursos, como un entrecruzamiento de ejercicios de estilo entre cuya algarabía balbuceamos y gesticulamos los que a nosotros mismos nos venimos considerando, no sin paradoja, lectores de escritos de psicoanálisis. Apostamos ir del collage  a cierto bricolage  de los autores para superar el desafío de las coerciones que impone tomar la palabra y hablar al Otro social a la altura de la época  sin degradar al  psicoanálisis Para que el psicoanálisis no sea un timo orientarse por el timón del síntoma.  No solo la desenfadada ausencia de mítica o ir mas allá del padre, propiciaría la ironía y la posibilidad de  socavar los tópicos vetustos  esas dicotomías tradicionales entre forma/ fondo, serio/ cómico,  escritura/ literatura. Sino que en la praxis del psicoanálisis, fundamentalmente orientarse por la invariante lacaniana de la no relación: que entre rutina e invención  ubica los operadores de conexión. Siendo la letra ese borde del saber que vira de lo literal a lo litoral.-

Si cuando lees, escribes; tu trazo dibuja la letra. Si la tinta corre por ríos de estilo, no se guarece en la rugosidad del papel que la espera. Ni se entrega  a la huella  del movimiento de la mano que la crea. Y si un  azul agudo llueve sobre un cielo níveo, las gotas templadas como letras, caerán. Antes se amontonarán, se separarán y al fin  formaran palabras nunca escritas. Palabras pluviales que  en un remolino se disolverán. Precipitando luego  en un aguacero mancha.
Tus ojos las escucharan  perecer,  como pájaros de tinta.

Carolina Córdoba
En la obra incomoda se presentaron las siguientes publicaciones: Mediodicho Publicación de  la EOL Sección Córdoba, Colección Grullas, Cuadernillos Seminario Anuales, Ciclo de conferencias y La Lúnula del CIEC revista virtual del Area de Publicaciones del CIEC, Revistas de los Departamentos y Programas del CIEC: Enigmas del Cuerpo, Contingencia, Apostillas del T y A y Exordio.
Intervinieron: Rosa Yurevich, Pilar Ordoñez, Alvaro Stella, Ana Gallegos, Eduardo Abello, Mariana Gomez, Estela Carrera, Silvia Perassi, Javier Cabrera, Carolina Córdoba. Coordinados por: Gabriela Dargenton




ECOS …                                           
                                              Por Cristina Martínez de Bocca

Lo dicho por  M.H.Brousse en el Seminario Internacional del CIEC, me hizo pensar en  dos cuestiones respecto al  porvenir del Psicoanálisis:

1-    La vinculación hoy  del mandato superyoico a “las servidumbres voluntarias”, tema del próximo Foro  a realizarse este mes de junio  en Madrid  
2-    El destino del superyó, en tanto estructural,  en una experiencia analítica.

La evaluación silencia justamente la servidumbre del sujeto a la imposición de borrar su enunciación, ceder en su deseo, no tomar la palabra. Ponerse él mismo como esclavo de una voz que se convierte en mandato, en el  intento  de rearmar un  Otro sin tachadura.

Ahí el superyó “se enlaza a la perversión…para el neurótico (a diferencia del perverso que necesita que el juego continúe) es una apuesta mortal” (1)
Pura pulsión de muerte, goce masoquista de la docilidad.
Detengámonos en el término “voluntario”:  no solo es  decir sí a las técnicas de evaluación, también se trata de la voluntad de goce del sujeto en su búsqueda de completar al Otro, tapar su agujero, en la búsqueda de un goce absoluto, todo.

Lacan, a partir del Seminario XVI desimaginariza el superyó: no es la madre, no es una persona,  es estructural, es un goce que tiene que ver con la palabra, “algo en el objeto a que escapará siempre a la Ley” (2).
En una experiencia analítica que permita al sujeto hacer entrar su deseo en el “a” irreductible  ¿no sería la enseñanza y la escritura un destino analítico de la voz superyoica?

1 y 2: M.H.Brousse: Seminario Internacional del CIEC. Notas personales.




Con un poco de atrevimiento
Por Beatriz Udenio

La audiencia de más de 400 personas esperaba inquieta y dispuesta a comenzar con la intensa actividad propuesta por el CIEC para ese fin de semana. Los colegas  organizadores iban y venían verificando que todo estuviera pronto para el vasto programa de dos días. Una Córdoba espléndida, soleada, se sumaba al emprendimiento.
Las expectativas eran justificadas: se trataba del IX Seminario Internacional, para el que se había elegido un tema atractivo y actual: el Superyó. Y una invitada apreciada por la comunidad analítica del Campo freudiano: Marie-Hélène Brousse, quien cruzó el charco desde París a Córdoba, para animar este Seminario.
Bordeando el Seminario, los organizadores pergeñaron un programa con varias mesas en conexión con el tema propuesto. Títulos ingeniosos, con referencia al cuerpo, las adicciones, el trabajo con niños, el trabajo interdisciplinar, la presencia de los medios virtuales, la actualidad de las publicaciones, y las discusiones clínicas, se proponían como la trama que encontraría en el Seminario su punto de apoyo.

Situamos el comienzo del trabajo de Seminario sobre el superyó en un lugar éxtimo: una conferencia en la Universidad. Allí, el anzuelo cosechó su pesca. Si un ejemplo vigente del imperativo tal como se propone en el mercado de consumo es el lema de Coca-cola “Enjoy”, algunos sujetos esclarecidos –como los artistas- responden “I can´t get no satisfaction…” (alusión al conocido tema de Los Rolling Stones)
Tenemos allí la estructura elemental del asunto: aunque el mercado proponga/demande “enjoy”, la respuesta irónica no se hace esperar: enjoy por completo, es imposible, aunque trate y trate y trate, la satisfacción se escurre.
“Como habitualmente, el artista precede al psicoanalista en su interpretación de los imperativos contemporáneos” -M.H Brousse, citando a Lacan– y lo hace “dentro del mismo discurso”. Esto me pareció crucial. Con la multiplicidad de objetos-signo que inundan hoy en día el mercado, volviéndose más y más adictivos, la cuestión es qué puede poner un límite a esta cultura del “Más”, del “develamiento”, de  la impotencia para decir que No. Al menos sabemos que los artistas hallan un modo.

Con esto, el seminario en sí estaba preparado para comenzar. Dejaremos a cada lector de la versión que ha de publicarse que organice su propio recorrido de lectura. Haré el mío. Me interesa, más bien, ubicar el clima y el contexto en que se desarrolló.
La conferencista mostró, desde el inicio, que lo que presentaría era un trayecto de lectura en Freud y en Lacan, en busca de articulaciones, puntuaciones, problemas, que le permitieran explorar el imperativo en la época. Les recomendaría detenerse en las referencias bibliográficas que utilizó; búsquenlas, intérnense en cada una para verificar allí las ideas salientes propuestas: la docilidad humana como un peligro para el porvenir, los usos y abusos del acto de mandar, mostrarán intersecciones entre el campo moral y el político. Otras referencias los llevarán a los problemas clínicos y doctrinales que nos interrogan siempre: la confusión superyó/ideal del yo; el superyó tributario del campo del lenguaje; el superyó que es la ley pero también es su destrucción.
Una cuestión devino esencial: la conexión entre aquello a lo que siempre se vuelve en el dispositivo analítico –un objeto-, con el superyó. Para ello, una referencia de Lacan se tornará crucial en la argumentación: el Seminario 16 –De Otro al otro. Allí, Lacan se desapega del Edipo y de su heredero, con lo que el superyó ya no es considerado una persona ni una instancia psíquica. Entonces, ¿qué deviene el superyó en estos planteos de Lacan? Habrá que esperar para refrendar en el Seminario 18 –De un discurso que no fuera del semblante- que el superyó ES la voz que dice “¡Goza!”
Y de allí, la conclusión del seminario: “¿Podemos pensar que el superyó es la función que en la contemporaneidad reemplaza a la función de nominación?” Si es así, el mandamiento del mercado “enjoy” va de la mano de reforzar el superyó. Es un “decir que sí” que introduce en lo peor del goce. Allí justo donde el “decir que no” sería una vía posible de situar las virtudes de admitir que hay imposible, sin caer en la impotencia.
De un plumazo, M.-H. Brousse lograba articular lo más evidente de las dificultades parentales para educar a su cría, en esta época, y lo más propio de la apuesta analítica: que el objeto no funciona como objetivo, conquista, posesión, algo a ob-tener, sino que es causa de deseo. El objeto no es un objeto en sí, sino algo que causa el deseo.
Por ello es solidario de otra afirmación psicoanalítica: decir que hay lo imposible y reconocerlo es lo único que puede alejarnos de la impotencia. El ingenio de los artistas –como los Rolling Stones- pone en evidencia que decir que “nada es imposible” es falso y que lleva a la impotencia. Por más que “I try, and I try, and I try…I can´t get no satisfaction”. Y el discurso analítico se sitúa en la misma vía.

El tiempo apretado  - otro imperativo de la época que el voluminoso programa no pudo evitar- nos condujo vertiginosamente hacia el final. Del que me interesa recortar la mesa sobre medios de comunicación y la de despedida y agradecimientos. Allí, el ingenio de los preparativos se hizo notar. twitter,  power point, música a todo lo que da, sacudieron a la sala. Y cierta cuota de atrevimiento, que en ocasiones, nos hace falta.




Ecos que abren camino al Congreso de la AMP Buenos Aires 2012
Por Jorge Assef

Mayo en nuestra ciudad estuvo marcada por un acontecimiento que fue más allá de la comunidad analítica, la presencia de Marie-Hélène Brousse en Córdoba dejó huellas, y aún resuenan los ecos de su paso. En el exhaustivo trabajo que transmitió en el marco del Seminario Internacional del CIEC, Brousse planteó un estudio del concepto de Superyó que trazó un recorrido  por la obra de Lacan en un estilo en el cual la elucidación clínica permaneció profundamente vinculada con los fenómenos de nuestro tiempo. Marie- Hélène problematizó entonces los efectos que el discurso hipermoderno tiene en el Superyó, por lo tanto en las configuraciones subjetivas de la época.
Al inicio del seminario M-H Brousse recordó que en sus primeros escritos, cuando interroga los efectos de la Segunda Guerra Mundial  en la sociedad francesa e inglesa, Lacan llega a la conclusión que la guerra demostró “el peligro de la docilidad”, más adelante Brousse se explayó en la diferencia que hay entre “obedecer la ley” y ser “dócil al mando”. Luego cuando se refirió a la declinación de la figura paterna destacando que, en nuestra sociedad actual, en lugar del padre que tiene el poder metafórico de nombrar aparecen los padres que “dicen que sí” y refuerzan la voz imperativa del Superyó, o los padres que buscando la autoridad en lo real (el ejemplo del objeto que impide a los niños cerrar una puerta) transforman la interdicción en impotencia, en ambos casos lo que tenemos es la ausencia del “no”.
El punto es que el “no” abre una puerta a la transgresión y permite así el acceso del sujeto a la vía del deseo, no se trata de ser dócil sino de poder servirse del padre para ir más allá.
Estos ecos que dejó el Seminario Internacional sobre los efectos del discurso contemporáneo en la subjetividad, nos abren algunos de los interrogantes que nos conducen hacia nuestro próximo Congreso de la AMP: ¿Qué sucede con el deseo si el “no” brilla por su ausencia?, ¿cuáles son las docilidades que vemos asomarse como futuros riesgos en nuestra época? ¿docilidades ante qué tipo de nuevos imperativos?, ¿imperativos inspirados en qué si no se sostienen en la autoridad?...
Siguiendo el binomio de Umberto Eco no diríamos que los psicoanalistas seremos “apocalípticos”, tal vez tampoco “integrados”, mas bien intérpretes que lejos de la docilidad reconocen en la cultura su partenaire y aceptan el desafío, “… existe la práctica lacaniana o, más bien, existirá, pues se trata de inventarla”[1]





[1] Miller, J-A: “Una fantasia”, Revista Lacaniana de Psicoanálisis N3, pág. 13.

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